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'Logan': lobo viejo

  • Foto del escritor: Inés López
    Inés López
  • 19 oct 2018
  • 4 Min. de lectura

Este viernes se estrena Logan la última película en solitario de Lobezno. Con ella Hugh Jackman se despide del emblemático personaje de los X-Men al que ha dado vida durante los últimos 17 años.


Han pasado 17 años desde que Hugh Jackman se enfundó las garras por primera vez, 17 años desde que los mutantes llegaron a la gran pantalla de la mano de Bryan Singer. Han sido nueve las películas que han contado la historia de este personaje, pero ahora ha llegado el momento de dar paso a las nuevas generaciones.


Logan, dirigida por James Mangold (también director de Lobezno Inmortal), ha supuesto el momento apropiado para que el actor australiano se despida para siempre del personaje de Lobezno, con el que ha convivido casi veinte años de su carrera, y el que, para muchos, ha sido el personaje que le dio la fama y le brindó la oportunidad de convertirse en personajes como Robert Angier (en El Truco Final de Christopher Nolan), o Jean Valjean (en Los Miserables de Tom Hooper).


Como novedad, la película tiene calificación R, lo que permite el grado de violencia suficiente que demanda el personaje desde su primera aparición en pantalla. Es una visión violenta y feroz que no habíamos visto hasta ahora, una película con mucha garra.


La historia


Logan es algo muy diferente que no habíamos visto hasta ahora: nos muestra un Lobezno viejo y destrozado, derrotado y desencantado de la vida, con la única preocupación de cuidar de su viejo amigo, su “padre”, Charles Xavier (Patrick Stewart), quien ya es un anciano demente que parece no poder poner los pies en la tierra. Eso sí, Logan seguirá defendiendo lo que es suyo a capa y espada, hasta el punto de que más de una cabeza se verá totalmente atravesada por sus garras.



Resulta impactante que después de 17 años lleguemos a ver a nuestros superhéroes favoritos en este estado, haciéndonos reflexionar sobre lo importante que es aprovechar y disfrutar de la vida. Porque todo se acaba, incluso para ellos.


En este contexto tan duro y lleno de realismo, la película nos sumerge en una última aventura con la aparición de la pequeña Laura Kinney/X-23 (Dafne Keen), una niña con poderes similares a los de Lobezno que parece surgir de la nada en un mundo donde los mutantes ya han desaparecido.


Esto supone un rayo de esperanza para el Profesor Xavier, pero un estorbo más para los planes de vivir en el mar, lejos de la civilización, que tiene Logan. Así, surgen los debates internos –perfectamente plasmados en la película- propios del personaje protagonista, siempre intentando ser egoísta, pero nunca consiguiéndolo.


Esta no es la típica historia de superhéroes, es algo totalmente diferente, es la vida de dos hombres que han hecho grandes cosas y que ahora ya no son nadie. Un cuento que podría haber sido escrito por los mismísimos Hermanos Grimm que nos dejará helados y sobresaltados antes tanta violencia, sangre y sobre todo algo poco común en las películas de ficción: realismo.


Los personajes


Lobezno ha cambiado mucho, pero no ha cambiado nada. Aun viejo y cascarrabias, es incapaz de olvidarse de la cría –que tantos problemas sabe que le va a causar-. Ha madurado, va a ser responsable, va a proteger a los que le rodean. El dolor, la tristeza y el desencanto se pueden oír en cada palabra que sale de su boca. Con una interpretación estelar, Jackman logra poner en situación al espectador, transmitiendo cada sentimiento que el protagonista experimenta durante la evolución de la película.


Por su parte, Stewart no se queda corto. La ternura, pero sobre todo la incapacidad que siente el Profesor –por ser totalmente dependiente-, forma un nudo en la garganta cada vez que intenta recordarle a Logan quiénes son, quiénes han sido y la soledad que siente y que hace sentir a quiénes lo vemos. Incapaz de moverse, incapaz de controlar su enorme poder, luchando contra la demencia.



Dafne Keen ha debutado en la gran pantalla por todo lo alto. Con un papel complejo y lleno de misterio, la actriz consigue mantener al espectador confuso casi toda la película, sin saber qué siente o qué piensa. Es una pequeña bestia que recuerda mucho al Lobezno de las primeras películas, sin apenas mostrar sus sentimientos y llena de ira hacia aquellos que quieren hacerla daño. Resulta chocante que una persona de apariencia tan delicada sea en realidad una máquina de matar.



En cuanto a los enemigos, hay que reconocer que no pueden hacerle sombra al mítico Magneto, ya que, como nuevos personajes de la saga, siguen con esa idea de “nueva generación” que encabeza X-23. Richard E. Grant interpreta al Dr. Zander, hijo del hombre que “envenenó” a Lobezno –en Orígenes Lobezno Zander le inyecta el adamantium a Logan en los huesos- y quien ahora es responsable de la organización Transigen, famosa por sus experimentos con mutantes con el fin de convertirlos en armas. Le acompaña –y aparece desde un primer momento- Boyd Holbrook en el papel de Donald Pierce, jefe de seguridad de la empresa, que no descansará hasta atrapar a la fugada X-23.


La ambientación


La banda sonora de la película –parte fundamental que le da el ‘toque’ creando la ambientación idónea- está compuesta por Marco Beltrami, quien también participó en Lobezno Inmortal. 25 canciones del dos veces nominado por la Academia de Hollywood que ponen la guinda al pastel, provocando suspense, tensión, e invitando a lágrima en el momento apropiado.


Por otro lado, los escenarios variopintos en los que se desarrolla la acción están muy logrados y el juego de jugar con escenas nocturnas, acompañado de los efectos especiales propios de la saga, envuelven al público hasta hacerle sentirse más que un mero espectador.

En definitiva, Logan es una película que no sólo no va a dejar indiferente a los fans de toda la vida de la saga, sino que va a llegar mucho más lejos, poniéndose a la altura de El Caballero Oscuro de Christopher Nolan y convirtiéndose en la mejor película –sobre esta temática- del año.


Publicado en Madridiario.es

 
 
 

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© 2018 by Inés López García

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